
Aquellos sueños porfiados de felicidad y amor, de tristezas que nunca existieron, de dolores que jamas fueron y de promesas cumplidas. Allí donde nació el calor para enfrentar todo el frío de este mundo. Donde el corazón aprendió a endurecerse a fuerza de subsistir y luchar hasta morir, o morir en el intento, para renacer como un día nuevo con una esperanza por cada rayo de vida que nace con el alba.
Allí me siento a sentir, y en cada recuerdo y en cada instante, veo como mi soledad en este mundo de soledades crece... aunque el frío pueda congelar mi sangre y el cielo nos ahogue en un llanto amargo, y aunque el fuego casi eterno del sol me queme por fuera y por dentro hasta extinguir mi vida, mi alma por ser eterna existirá por siempre y en ella mi corazón siempre ha de latir por cada momento vivido. Porque aprendí a quererte, en mi alma siempre estarás conmigo."
Eduardo Stigliano.